Actualmente y sobre todo gracias a los noruegos y su “novedoso método” de entrenamiento se ha puesto muy de moda el uso del lactato no solo para testar, también  como forma de controlar el entrenamiento, popularizándose tanto en el alto rendimiento como en deportistas populares.

Que el lactato es un método muy útil para controlar y monitorizar el proceso de entrenamiento es algo que casi es indiscutible, pero como tantos otros métodos tiene sus ventajas e inconvenientes que debemos conocer antes de su uso para no cometer errores importantes.

¿Qué es el lactato?

Antes de todo deberíamos hacernos esta pregunta. El lactato siempre se le ha asociado el rol de producto de desecho y siempre se ha visto desde una perspectiva negativa respecto al rendimiento. Actualmente sabemos que esto no es así. George Brooks uno de los mayores investigadores sobre el tema, nos explica que el lactato cumple tres funciones principales en el metablismo: 1) Fuente de energía 2) Principal precursor gluconeogénico 3) Molécula señalizadora, circulando en el cuerpo y la sangre y comunicándose con diferentes tejidos, como el tejido adiposo y afectando a la expresión de genes responsables de controlar el estrés. Cuando se necesita energía el cuerpo descompone el glucógeno el lactato y glucosa y grasa adiposa en ácidos grasos, los cuales se distribuyen a través del torrente sanguíneo como combustible. Según Brooks, G. 2018 “el lactato es como la VISA del metabolismo, es aceptada por las células donde quiera que vaya”

Una vez conocido el lactato y su función en el metabolismo vamos a pasar a verlo desde una perspectiva práctica, comparando dos pruebas realizadas al mismo deportista, pero en momentos y circunstancias diferentes de la temporada.

Test realizado en una misma subida y con una misma duración y con una nutrición muy similar pretest. Uno fue realizado antes de comenzar la temporada y otro tras el primer bloque de competiciones.

Desde una perspectiva “básica” o “cerrada” podríamos decir incluso que en el segundo test su lactato es menor para unos mismos watios y podríamos caer en el error de que hay una mejora sustancial. ¿¿Mismos watios y menor lactato = mayor eficiencia energética??

Según la formula clásica de los 4.0mmol/L podríamos establecer que su umbral ha mejorado hasta los 334w. Si estableciésemos esto así estaríamos cometiendo un error importante sobre todo si utilizásemos los valores de este test para prescribir el entrenamiento.

¿Por qué esto no es lo correcto?

Lo primero y más básico son las sensaciones del deportista, su RPE. Segundo test sensación de fatigado, sensación de piernas pesadas, ánimo bajo etc…. Esto ya nos puede estar indicando que quizás estos valores estén saliendo tan bajos. El lactato como fuente de energía nos está indicando que debido a la fatiga mental y/o física de este deportista no es capaz de “generar ese lactato”. Otro aporte es que en el palier final no es capaz de alcanzar los watios de la vez anterior y a su vez el nivel de lactato no supera los 9mmol/l. No está siendo capaz de producir tanta energía como para alcanzar unos niveles de lactato altos, lo cual implicaría una potencia mayor en el último escalón.

Resumiendo: UNA MAYOR PRODUCCIÓN DE LACTATO NOS IMPLICARÁ UNA MAYOR PRODUCCIÓN ENERGÉTICA, lo cual se traducirá en una mayor potencia.

 

CONCLUSIONES

  • El uso de lactato para testar y prescribir el entrenamiento debe hacerse con cautela y reproduciendo siempre unas condiciones similares.
  • Un nivel más bajo de lactato no siempre implica una mejora del rendimiento.
  • El lactato está altamente influenciado por las condiciones ambientales (calor, frio, humedad etc….)
  • Debido a su alto coste y todo lo comentado anteriormente no tiene mucho sentido su utilización por parte del usuario recreacional y más si cabe sin tener unos conocimientos mínimos de fisiología.

REFERENCIAS

– The Science and Translation of Lactate Shuttle Theory. Brooks, G. 2018

– Lactate as a fulcrum of Metabolism. Brooks, G. 2020